Bilirrubina
La bilirrubina es un pigmento biliar de color amarillo anaranjado que resulta de la degradación del grupo hemo de varias proteínas, especialmente del catabolismo de la hemoglobina. El grupo hemo es degradado enzimáticamente liberando biliverdina, que es a su vez reducida a bilirrubina no conjugada (BNC) o indirecta, insoluble en agua, circulando en sangre ligada a albúmina. En el hígado, por medio de la adición de grupos glucurónidos (conjugación) se transforma en hidrosoluble, es decir, bilirrubina directa y es excretada a través de la bilis como se observa en la figura 4 (Guerra-Ruiz y cols.,2021).
Esta prueba se utiliza frecuentemente para evaluar el funcionamiento hepático ya que como ya se mencionó es un producto de desecho que procede de la degradación de los glóbulos rojos, degradación de la que surge en primera instancia la bilirrubina indirecta “o “no conjugada” con una semivida < 5 min la cual tiene que sufrir una reacción de conjugación por medio de la UDP-glucoroniltransferasa para que el hígado pueda eliminarla por la bilis al intestino, provocando de esta forma que su concentración sérica sea muy baja, sin embargo cuando la bilirrubina directa circula en la sangre, se une a la albúmina (δ-bilirrubina), por lo que entonces su vida media es la de la albúmina (17-20 días). (Moreira & Garrido, 2015; Williamson & Snyder, 2012; Herrero & Prieto, 2006).
Fig 4. Metabolismo de la bilirrubina. Nota. Adaptado de Avances en Medicina de Laboratorio [Imagen], por Guerra-Ruiz y cols., 2021 de https://doi.org/10.1515/almed-2021-0016
Por lo general, se mide la bilirrubina en dos pruebas, una para la «total» y otra para la «directa»; si se resta la bilirrubina directa de la total se obtiene la «bilirrubina indirecta». La bilirrubina directa mide la mayor parte de las δ-bilirrubinas y bilirrubina conjugada y un pequeño porcentaje de la bilirrubina no conjugada (Williamson & Snyder, 2012).
El aumento de bilirrubina en sangre puede deberse a un exceso de producción de la misma que sobrepasa la capacidad de eliminación del hígado, a un fallo en los procesos hepáticos de conjugación y/o excreción o a algún problema que impida la llegada de bilis al intestino. Las elevaciones de los valores de bilirrubina conjugada son muy específicos de las enfermedades hepatobiliares; también puede elevarse cuando la excreción de bilirrubina se encuentra reducida, como en la sepsis, la nutrición parenteral total y tras procedimientos quirúrgicos. Tras la resolución de un cuadro de hepatitis u obstrucción biliar, la bilirrubina conjugada disminuye rápidamente, pero la δ-bilirrubina disminuye lentamente. La bilirrubina no conjugada aumenta en las enfermedades hepatobiliares, cuando existe hemólisis, tras el ayuno (20-25 % tras el ayuno nocturno) o en las enfermedades de Crigler-Najjar y de Gilbert la cual no tiene un significado patológico importante pero afecta al 3-5 % de la población (Herrero & Prieto, 2006; Moreira & Garrido, 2015).
El fallo en los procesos de conjugación o excreción puede darse de forma aislada en los síndromes congénitos de Gilbert y Crigler-Najjar (conjugación) y de Dubin-Johnson y Rotor (excreción), o bien como parte de un problema hepático mucho más amplio, por ejemplo dentro de una hepatitis aguda o en el curso de una cirrosis. Por último, la obstrucción al flujo de la bilis que impide su eliminación al intestino se produce en trastornos como la cirrosis biliar primaria, los tumores de la cabeza del páncreas, la presencia de cálculos en la vía biliar, etc. (Moreira & Garrido, 2015).
Un aumento en los niveles plasmáticos de bilirrubina es una alteración frecuente, observada tanto en la atención primaria como en el ámbito hospitalario. Una lesión hepática de cualquier causa, al disminuir el número de hepatocitos, puede producir una hiperbilirrubinemia. Puede deberse a cualquier causa que altere alguna de las fases de su metabolismo: producción excesiva, defecto en la captación hepática, defecto de su conjugación, o defecto de la excreción biliar. La bilirrubina es un marcador clásico que es incluido rutinariamente dentro de los perfiles clínicos, tanto de pacientes con disfunción hepática como de pacientes con otras patologías. Sin embargo, no es un indicador sensible ni específico de este órgano y, por tanto, es necesario realizar una correcta interpretación de los resultados obtenidos con el objetivo de obtener un diagnóstico preciso (Guerra-Ruiz y cols.,2021).
Intervalo normal de la concentración sérica de bilirrubina
Fig 5. Valores de referencia para la bilirrubina sérica. Nota. Adaptado de Wallach Interpretación clínica de pruebas diagnósticas [Imagen], por Williamson, M.A. & Snyder, L.M., 2012 de Wolters Kluwer, Lippincott Williams & Wilkins.
Referencias bibliográficas
Herrero, J. I. & Prieto, J. M. (2006). Capítulo 17. Pruebas Funcionales Hepáticas. (20a. ed.). La clínica y el laboratorio. (p.316). Barcelona, España: Masson Elsevier.
Moreira,V.F. & Garrido, E. (2015). Pruebas de función hepática: B, AST, ALT, FA y GGT. Revista Española de Enfermedades Digestivas: Madrid. Recuperado el 18 de septiembre de 2022 de Scielo: https://scielo.isciii.es/pdf/diges/v107n10/infopaciente.pdf
Williamson, M.A. & Snyder, L.M. (2012). Capítulo 2. Pruebas analíticas. (9a. ed.). Wallach Interpretación clínica de pruebas diagnósticas. (pp.18-393). Philadelphia: Wolters Kluwer, Lippincott Williams & Wilkins.
Guerra-Ruiz, A.R., Crespo, J., López-Martínez, R.M., Iruzubieta, P., Casals-Mercadal, G., Lalana-Garcés, M., Lavin-Gomez, B.A. & Morales-Ruiz, M.(2021). Bilirrubina: Medición y utilidad clínica en la enfermedad hepática. Avances en Medicina de Laboratorio, 2(3), pp. 362-372. https://doi.org/10.1515/almed-2021-0016
No hay comentarios:
Publicar un comentario